Muchos empresarios desconocen que el concurso de acreedores es un mecanismo legal diseñado no sólo para ordenar el pago a los acreedores, sino también para dar una segunda oportunidad a la empresa. En el mundo empresarial, atravesar dificultades económicas no es una rareza. La falta de liquidez, el impago de clientes, la caída de la facturación o los problemas de gestión pueden llevar a cualquier negocio a una situación de insolvencia.
En este artículo vamos a explicar, de forma clara, en qué consiste, cuándo conviene acudir a él y cómo puede convertirse en la herramienta que salve tu negocio.
- ¿Qué es un concurso de acreedores?
El concurso de acreedores es un procedimiento judicial regulado en la Ley Concursal, cuyo objetivo es gestionar de manera ordenada la insolvencia de una persona o empresa. En otras palabras, se trata de una vía para reorganizar las deudas, negociar con los acreedores y, en la medida de lo posible, garantizar la continuidad de la actividad.
Este procedimiento se aplica cuando el deudor no puede cumplir regularmente con sus obligaciones de pago. Puede solicitarlo la propia empresa (concurso voluntario) o un acreedor (concurso necesario).
- ¿Cuándo se debe solicitar?
La ley establece que el administrador de una sociedad debe solicitar el concurso en un plazo máximo de dos meses desde que se detecta la situación de insolvencia. Retrasar esta decisión puede tener consecuencias graves, como la responsabilidad personal de los administradores por las deudas contraídas en ese tiempo o la calificación del concurso como culpable.
- Etapas del concurso
Aunque la Ley Concursal ha experimentado diversas reformas para agilizar el proceso, la estructura básica del concurso se mantiene:
- Fase común
 Se determina la masa activa (bienes y derechos del deudor) y la masa pasiva (deudas y obligaciones). También se examina si el concurso debe calificarse como fortuito o culpable.
- Fase de convenio
 El deudor presenta una propuesta para pagar a sus acreedores, normalmente con quitas (reducción de la deuda) y esperas (aplazamientos). Si los acreedores aceptan, la empresa puede continuar con su actividad.
- Fase de liquidación
 Si no se llega a un acuerdo, se procede a vender los bienes y derechos de la empresa para pagar a los acreedores según el orden legalmente establecido.
- Calificación
 Se analiza si la insolvencia ha sido causada por una mala gestión grave, fraude o dolo, lo que puede acarrear sanciones a los administradores.
- Ventajas de acudir a un concurso
Aunque a menudo se percibe como el principio del fin, el concurso de acreedores puede ser un salvavidas para empresas viables que atraviesan un bache financiero temporal. Entre sus ventajas, destacan:
- Paralización de ejecuciones: desde que se declara el concurso, se suspenden los embargos y procedimientos judiciales contra la empresa.
- Posibilidad de reestructuración: se pueden renegociar plazos y reducir deudas, lo que da oxígeno financiero.
- Protección de los administradores: si se solicita a tiempo y se actúa de forma diligente, se evita la responsabilidad personal por las deudas.
- Mantenimiento de la actividad: si se aprueba un convenio, la empresa puede seguir funcionando y conservar puestos de trabajo.
- Errores comunes que debes evitar
- Esperar demasiado: retrasar la solicitud solo agrava la situación y aumenta el riesgo de responsabilidad personal.
- No preparar documentación: el concurso requiere un inventario completo de bienes, deudas, contratos y contabilidad actualizada.
- Falta de estrategia: no basta con “entrar en concurso”; es fundamental tener un plan de viabilidad que convenza a los acreedores y al juez.
- Concurso como oportunidad
Lejos de ser una condena, el concurso puede ser una herramienta de reestructuración que permita sanear las finanzas y dar continuidad a la empresa. En algunos casos, incluso se puede acceder a la exoneración de deudas en el marco de la Ley de Segunda Oportunidad para empresarios individuales y autónomos, cerrando así un ciclo de crisis para empezar de nuevo sin el lastre económico anterior.
En definitiva, el concurso de acreedores es un instrumento jurídico potente que, utilizado a tiempo y con la estrategia adecuada, puede salvar tu negocio. La clave está en actuar con rapidez, contar con asesoramiento especializado y comprender que su finalidad no es liquidar, sino dar una oportunidad de supervivencia a la empresa.
Si quieres más información o necesitas valorar si tu empresa debe acudir a un concurso de acreedores, en Ciberletrado podemos ayudarte a diseñar la estrategia más adecuada para tu caso.
 
					 
												